En una cata de cerveza se trata de conocer y valorar las características positivas y negativas de un producto. Las herramientas de medición son nuestros sentidos sensoriales: la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído, de la forma más objetiva posible.
Existen diferentes tipos de cata, la principal división se puede hacer en la diferenciación de amateur y profesional. La primera es informal y, generalmente, la hacemos con nuestros amigos y eventos sociales; la segunda requiere de métodos y técnicas que permitan identificar y cuantificar las propiedades de la cerveza.
En cualquier tipo de cata se analiza la apariencia, el aroma, el sabor y las sensaciones en boca que produce la cerveza. La secuencia es primero oler, después mirar y, por último, degustar. Se hace en este orden para detectar los aromas más volátiles que se desprenden de la cerveza.
En la detección de los aromas se pueden descubrir las características de las materias primas utilizadas, por ejemplo, notas a diferentes tipos de maltas, grano, pan, bizcocho, caramelo, miel, frutas secas, chocolate y café. Otro aporte lo hace el lúpulo que, dependiendo de la variedad, confiere aromas cítricos, frutales, herbales, florales, terrosos, especiados, etc. La levadura también contribuye con el perfil de la cerveza: frutal, sulfurosa o especiada, todo depende de la cepa que se haya elegido para la fermentación. Además podemos encontrar aromas extraños provenientes de fallas del proceso, infección o un inadecuado tratamiento del producto terminado.
Durante el análisis de apariencia se identifica el color, la transparencia y la formación y la retención de espuma. Es importante resaltar que la última tiene preferencias culturales: hay países donde la espuma es importante y otros en los que no.
Cuando introducimos la cerveza en la boca, detectamos los componentes aromáticos que pueden ser detectados por el olfato por vía retronasal, los gustos básicos causados por sustancias solubles detectados por las papilas gustativas en la lengua y paladar blando. Al igual que los aromas, tenemos diferentes fuentes de sabor, materias primas, proceso, equipamiento y manipulación del producto. En esta etapa es importante resaltar que la malta aporta dulzor y el lúpulo, el amargor característico de la cerveza. Las sensaciones en boca incluyen las características provocadas por el cuerpo, la carbonatación, la astringencia, la cremosidad y el calentamiento.
Los atributos de la cerveza son sumamente variables y dependen del estilo: hay más de cien categorizados y siguen surgiendo nuevos, dada la versatilidad de las materias primas y creatividad de los maestros cerveceros.
La cerveza es un producto muy complejo, con numerosos componentes que pueden ser positivos y negativos en función de los estilos y de las preferencias personales. En otra categoría entran los descriptores fecales, rancios, medicinales y metálicos, de por sí, poco placenteros. Cabe destacar que el exceso de acidez es un defecto generalmente provocado por infección microbiológica, esta característica es aceptada solo en cervezas que pertenecen a estilos ácidos.
La próxima vez que tengas una cerveza para apreciar tratá de descubrir los diferentes atributos que ofrece el producto. Utilizá todos tus sentidos, inclusive el oído, al percibir el ruido de la carbonatación al destapar una botella. La cerveza es un producto maravilloso, complejo y atractivo para deleitar a nuestros sentidos.
FUENTE: Rincón Gourmet