Saturday 20 April 2024

LAS CEREZAS

Se cree que la cereza es una fruta originaria de Mesopotamia. Fue tenida ya en alta estima por los médicos de la Antigua Grecia por sus propiedades limpiadoras.

Con una pulpa sabrosa, jugosa y refrescante, la cereza es uno de los frutos que tuvo su origen en Asia Menor y es la pariente menor de una familia (Prunus) de sabrosas frutas de hueso grande y pulpa carnosa, como el durazno, el damasco y la ciruela.

Es considerada una buena fuente de vitamina C y bioflavonoides, lo que la convierte ya de por sí en un excelente antioxidante.

Como aportan pocas calorías (59 por cada 100g), fibra saciante y agentes diuréticos, resultan recomendables para las personas que deseen adelgazar. Las cerezas negras contienen más hierro, magnesio y potasio que las otras variedades más claras, pero todas son una buena fuente de silicio y de provitamina A (beta-caroteno).

Como muchas otras frutas que ofrece la sabia naturaleza para sus habitantes, la cereza también contiene importantes propiedades curativas, entre ellas el efecto analgésico es el más característico.

EN LA COCINA ES ÚTIL Y DECORATIVA

Por su jugosidad y llamativo color, las cerezas son excelentes para todo tipo de preparados, porque aportan frescura y alegría a cualquier plato en el que estén presentes y son, además, un recurso decorativo y útil en la cocina.

Las variedades más dulces son ideales para comerlas al natural, como fruta de sobremesa, pues pierden gran parte de su sabor si son cocidas. Esta variedad también es muy apropiada para ensaladas estivales o para la preparación de coloridas ensaladas de frutas. Con las más neutras, se pueden elaborar tartas, mousses y sorbetes de sabores suaves y refrescantes. Las más ácidas, como las guindas, resultan adecuadas para cocinar, preparar salsas y para la elaboración de conservas y mermeladas.

Esta fruta combina muy bien con especias dulces, como la canela, la vainilla o el clavo de olor y, también, con los cítricos en general. Combinada con chocolate es una delicia, como queda demostrado en el clásico pastel alemán selva negra. En la cocina vegetariana se pueden preparar también exquisitas recetas, con un singular toque agridulce, simplemente cocinando con cebolla, cerezas, pasas y buen vinagre.

Los pacientes que más pueden beneficiarse de las cerezas son los que sufren un exceso de ácido úrico, que inflama y deforma las articulaciones. Este tipo de artritis afecta principalmente a personas mayores y cuyos hígados, en determinadas circunstancias (exceso de carne en la alimentación, por ejemplo), generan demasiado ácido úrico y no son capaces de eliminarlo. Que las cerezas ayudan a eliminar el ácido úrico es sabido desde hace siglos por los nutricionistas, lo que le ha proporcionado un prestigio como alimento depurativo. El gran botánico sueco Linneo se curaba sus ataques de ácido úrico con cerezas. La dosis que resulta eficaz quedó registrada en un estudio de 1950: comer entre 15 y 25 cerezas diarias o beber su jugo reduce los niveles de ácido úrico en la sangre y previene eficazmente los ataques. Desde entonces se han publicado muchos estudios que ratifican la eficacia del tratamiento.

El rojo intenso de las cerezas les confiere un aspecto atractivo y además es responsable de algunos de sus muchos efectos saludables. Esa colorida intensidad se debe a los antocianinos, unos flavonoides de alto poder antioxidante, que en ellos se encuentra en más concentración que en ninguna otra fruta, con 25 mg por cada 100 g.

También el jugo de cerezas contiene poderosas virtudes antioxidantes y antienvejecimiento, porque tiene 10 veces más melatonina que la fruta entera. La melatonina es una hormona segregada por la glándula pineal durante la noche, que está implicada en la regulación del sueño y la temperatura corporal. También es un potente antioxidante y algunos expertos consideran que, tomada en forma de suplemento, es la sustancia más eficaz que existe para retrasar el envejecimiento.

FUENTE: Alimentación sana

IMAGEN: © MISANPLAS

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