Un marisco fránces se presenta como una alternativa sostenible a todas las especies de mariscos. Se trata de una especie de berberechos, que no son tal, que no se cría sino que se cosecha y además de forma totalmente sostenible dado que es un recurso abundante en la naturaleza. Reciben el nombre de Pepitas del océano.
La localización de este marisco se encuentra frente a las costas bretonas, en la bahía del Monte Saint-Michel principalmente. Quienes lo han probado aseguran que tienen un sabor único que se encuentra entre el picante y el dulce, con una textura tierna y suave, que hacen recordar los chipirones y los berberechos. Aunque también dicen que el aroma se asemeja al mejillón, la vieira…
Una de las cualidades de este marisco es que tiene alto contenido de glutamato monosódico, eso que da el sabor conocido como umami. De ahí, provendría toda esa cantidad de diferentes sabores y aromas.
La alta reproducción en el medio natural de este marisco hace posible que se puedan recuperar otras especies más diezmadas como son las vieiras y las ostras.
Además, la forma de extracción del fondo marino es respetuosa con el medio ambiente y con la conservación del litoral, ya que son ecosistemas en sí mismos que requieren un especial cuidado por la gran cantidad de especies que albergan.
Estas pepitas del océano se pueden comer de muchas formas, crudas, cocidas, fritas y enharinadas, etc. Las recetas por lo tanto pueden ser mil tipos o más. De hecho también se pueden utilizar como potenciador natural de las recetas.
Con un PH muy básico (en torno a 9) y un sabor iodado, las Pepitas del Océano combinan perfectamente con la acidez del limón o del tomate, dos alimentos básicos.
No necesitan de tratamiento térmico previo (pre-cocción o blanqueo), y se utilizan directamente sin descongelar, preservando así todas sus cualidades organolépticas y nutricionales.
FUENTE: Sabrosía