Debe prestarse especial atención a la preparación de salsas con huevo, sobre todo durante el verano, porque son las de mayor riesgo alimentario.
Salsas con huevo
Salsa holandesa, muselina y, sobre todo, mayonesa, son algunas de las salsas que recurren al huevo en su elaboración. Durante los meses de verano, conviene extremar las precauciones para prevenir intoxicaciones por Salmonella. Puede ayudar la acidificación (añadir limón o vinagre), temperaturas de refrigeración y unas correctas pautas de manipulación. Algunas medidas de precaución para mantener bajo control la bacteria son:
- Usar huevos en buen estado.
- Conservar los huevos en la heladera.
- Elaborar, en la medida de lo posible, la cantidad que se calcula que se consumirá. En el caso de que sobre, desecharla.
- Acidificar, es decir, añadir a la salsa vinagre o limón para inactivar posibles gérmenes.
- Tras su elaboración, y aunque se consumirá en un corto periodo de tiempo, la salsa debe conservarse en la heladera.
El huevo, en las salsas, tiene la capacidad de emulsionar (unir dos ingredientes que no se mezclan entre ellos) la yema con otros líquidos, como el aceite o la manteca.
Salsas emulsionadas
Muchas de las salsas mencionadas se elaboran a partir de una emulsión, es decir, de la mezcla de dos ingredientes no miscibles, que incluso mezclados, no se fusionan entre ellos, como el agua y el aceite. La mayonesa, el alioli y las vinagretas son algunos tipos de salsas emulsionadas. Algunas combinan aceite y vinagre, manteca y jugo de limón o manteca y salsa de tomate. En la mayoría de los casos, esta emulsión se realiza a partir de un batido enérgico con el que se logra unir los dos ingredientes, aunque con el tiempo la emulsión tiende a perderse. Para que no suceda, es necesario introducir un tercer ingrediente que actúe de emulsionante.
FUENTE: Eroski Consumer
IMAGEN: © MISANPLAS
- 14/12/2012 No comments Posted in: DOSSIER Tags: featured', mayonesa, salsa cruda, salsas