Según un estudio titulado “¿Qué se está cociendo?”, realizado por expertos del Instituto de Consumo Sostenible de la Universidad de Manchester (SCI), los consumidores del Reino Unido se podrían estar enfrentando en un futuro a medio plazo, a una drástica reducción de la variedad de alimentos que pueden elegir, como consecuencia del cambio climático. Alimentos como la carne, las frutas o las verduras podrían alcanzar precios prohibitivos si las temperaturas globales siguen incrementándose. Se auguran cambios significativos en la calidad de vida de muchas personas.
En el estudio se indica que a pesar de que muchas familias adoptan medidas para reducir las emisiones contaminantes que favorecen el calentamiento del planeta, las emisiones globales procedentes de los actuales sistemas de cultivo intensivo de alimentos van a seguir aumentando debido al incremento de la demanda alimentaria. Son productos cuyo consumo energético es elevado y por tanto es necesario realizar cambios en los sistemas de producción. Los investigadores indican que sólo la reducción del consumo energético, así como los modelos de producción de alimentos, bienes o servicios, podrían reducir al mínimo el impacto y efectos del calentamiento global.
Un aumento de dos grados de la temperatura provocaría que el precio de la carne se disparara, haciendo que muchas familias no pudieran acceder a estos alimentos debiendo cambiar, forzosamente, la dieta. Por otro lado, cultivos como el trigo o el arroz también están en serio riesgo por el incremento de las temperaturas. Un aumento de cuatro grados daría lugar a la escasez de alimentos y el incremento del hambre en el mundo. Se pinta un panorama bastante desolador, el cambio climático condiciona la variedad de alimentos disponibles, y el estudio concluye que es necesario utilizar las nuevas tecnologías de forma inteligente y adoptar medidas para reducir en lo posible el aumento de las temperaturas, siendo el máximo de dos grados centígrados, pero para ello hay que hacer unos profundos cambios en los hábitos de consumo y en la producción.
Algunos expertos creen que un ligero aumento de las temperaturas (en este caso en el Reino Unido) podría ser beneficioso para la agricultura intensiva, permitiendo un crecimiento de la producción. Lamentablemente el aumento de las temperaturas es un proceso que no se detendrá y obligará a los agricultores a utilizar más fertilizantes, por lo que se incrementarían las emisiones de gases de efecto invernadero. En el estudio “¿Qué se está cociendo?”, se han planteado escenarios de futuro basados en el aumento de las temperaturas de 2 y 4º C. En ambos casos la conclusión es que hay que cambiar el modelo productivo de alimentos; en el caso de la carne, se indica que la producción de ganado se debería sustituir por la producción de carne in vitro.
En este campo se está trabajando desde hace unos años. Hace unos meses podíamos saber que un grupo de investigadores de la Universidad de Maastricht estaba desarrollando las primeras hamburguesas de laboratorio a partir de células madre, hamburguesas que en teoría estarán listas para su consumo en el mes de octubre y que serán las más caras de la historia; recordemos que para la producción de estas hamburguesas se han invertido casi 240.000 euros. Evidentemente esto no es viable, pero es una primera toma de contacto y se esperan superar diferentes obstáculos, como por ejemplo la producción intensiva y la rentabilidad, los expertos creen que en un plazo máximo de 20 años, la comercialización y producción de la carne de laboratorio será una realidad.
Con la carne de laboratorio se lograría reducir la producción agrícola (buena parte se destina para alimentar al ganado) y la producción de animales. Lamentablemente, y a pesar de que se conocen los datos sobre el avance del calentamiento global, no se realizan cambios oportunos para reducir los gases de efecto invernadero. Los expertos indican que se habla mucho de reducir las emisiones, pero a la hora de la verdad, predominan los intereses económicos y no se toman las medidas oportunas. También explican que en países como el Reino Unido se realizan esfuerzos por reducir las emisiones de CO2 asociadas a la energía, en cambio, la agricultura y la alimentación se han pasado por alto y dado que tienen un gran peso en el calentamiento global, no se deben obviar. El informe determina que costará mucho más atajar las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura, por lo que se debe realizar una mayor presión para que se lleven a cabo los cambios que permitan frenar el aumento de las temperaturas.
La respuesta a la pregunta Cómo alimentar al mundo en 2050? es cada vez más difícil de responder, por un lado se habla de incrementar la producción alimentaria en un 70% para poder abastecer a la población, que se cifrará en unos 9.000 millones de personas, pero ¿qué modelo de producción se utilizará?, si es el actual, parece inevitable que el aumento de las temperaturas, la reducción de la variedad de alimentos y los cambios en la dieta de la población serán inevitables.
FUENTE: Gastronomía y Cía.
- 05/07/2012 No comments Posted in: DOSSIER Tags: cambio climático, featured'