El champagne francés está considerado como una de las bebidas más exquisitas del mundo y más tradicionalmente relacionadas con la época navideña. Aunque no se trate de una bebida que acostumbremos a consumir de forma habitual, para los días que se avecinan nunca vienen mal algunos consejos prácticos, ofrecidos por G.H. Mumm, que nos harán quedar como verdaderos ‘expertos de toda la vida’. El típico error de principiante consiste en querer llenar las copas de una vez. Recuerde, para evitar que el champagne se desborde, más vale resignarse a servir en dos etapas. El truco consiste en servir una primera cantidad de champagne, lentamente e inclinando la copa; al deslizarse el champagne por la pared se promueve la formación de burbujas. Sin dejar de distraer a su invitado para que no se impaciente, marque una pausa mientras espera a que la espuma baje, y luego sirva por segunda vez hasta la mitad o las dos terceras partes de la copa; de este modo, los aromas se concentran y las burbujas pueden desarrollarse. Para mantener este volumen más o menos constante durante una comida, tendrá que estar pendiente de las copas de sus invitados para irlas llenando con regularidad.
¿Cuántas copas pueden servirse con una botella?
Según los usos tradicionales, se calcula una media de 6 copas por botella, aunque como es lógico, todo depende del formato y del volumen de las copas servidas; hay quien le pedirá solo un fondo, mientras que otros estarán encantados con un servicio generoso.
¿Cómo calcular entonces el número de botellas que necesitará para una recepción? Tenga presente, en función del número de invitados, que una botella le permitirá servir entre 5 y 8 copas. Duplique esta cifra en el caso de un magnum y aumente en esa proporción para los demás formatos.
Una vez sujeta la copa como es debido, no tenga reparos en alzarla a la altura de los ojos; a continuación, aspire los aromas del vino antes de saborearlo. El gesto es bonito y el placer, completo.