Elyse Pasquale, escritora del Huffington Post, estuvo en Copenhague, Dinamarca, y probó el menú de 26 platos del restaurante Noma, elegido por tercer año consecutivo como el mejor restaurante del mundo.
Aquí, algunos de los platos que ella fotografió y que pudo degustar.
Para comenzar, resultó que los dos primeros platos ya estaban servidos, ya que estaban camuflados en el centro de mesa. Las ramas estaban hechas con masa de pan, las flores eran comestibles y estaban rellenas de caracoles.
El sexto plato, después de líquenes, musgos, piel de cerdo y demás, consistía en un frasco lleno de hielo. Al abrir la tapa se encontró con cuatro camarones que, para su sorpresa, estaban vivitos y coleando. La escritora asegura que fue el camarón más dulce que probó en su vida.
Después de platos con piel de pollo y una especie de papa rösti rellena de hígado de pollo, el noveno plato eran unas zanahorias dulces deshidratadas, cocinadas a la parrilla, servidas en un cuenco de piedra espolvoreado con acedera, una planta silvestre de un sabor ácido muy particular.
Virutas de hígado de bacalao envueltas en una masa crujiente, huevos de codorniz en escabeche y ahumados, dieron paso a unas bolas de masa y pepinitos en vinagre, en lugar de las manzanas que lleva el típico postre navideño danés que tiene la misma forma. Muikku es el nombre de los pescaditos del mar del Norte que asomaban.
Convengamos que para ir a comer a Noma hay que estar preparado para las sorpresas. El siguiente plato era una maceta con rábano, en un suelo de malta y harina de avellana con una emulsión de yogur de leche de oveja y hierbas. Como original, es original.
Y llegó la carne. El plato número 15 era una especie de nido realizado con fibras de carne de ternera estofada.
Después de la Jalea de perejil, las rebanadas de vieiras deshidratadas, y las cebollas asadas con tomillo y jugo de grosellas, llegó el pato. Pero, por supuesto, lo que parece fácil no lo es. El paso 22 consistía en una sartén de hierro caliente que ponían frente al comensal, al que invitaban a ponerse una servilleta en el cuello y, siguiendo estrictas instrucciones, a romper el huevo de pato en la plancha y cocinarlo sólo por 90 segundos, antes de añadirle hierbas aromáticas.
Lo salado siguió con un pescado asado y un sorbete de acedera antes de llegar a los postres. El plato 25 se denomina Árbol de peras, y consiste en una pera al horno, adornada con pequeñas flores, y una especie de pino aireado que se derrite en cuanto uno se lo pone en la boca. Para completar la experiencia, un helado de nuez con crumble de avena y polvo de mora picante.
Más allá del respeto que de por sí un lugar que fue elegido como el mejor restaurante del mundo inspira, sería difícil evaluar, porque seguramente habría muchas voces en contra y muchas a favor, si para ir a Noma uno debe prepararse para una experiencia culinaria o para una experiencia artística. Quién sabe, tal vez las dos cosas puedan ir de la mano.
- 13/07/2012 No comments Posted in: COMER AFUERA, GOURMET Tags: featured', Noma, René Redzepi, restaurante